Todos queremos disfrutar la vida al máximo y llegar a adultos mayores con salud y energía. Lamentablemente un alto porcentaje de niños y adultos presentan actualmente enfermedades metabólicas que reducen drásticamente su calidad y esperanza de vida. La buena noticia es que algunos alimentos poseen moléculas con acciones biológicas que ejercen un efecto benéfico a la salud. ¿Qué son estas moléculas, qué efectos tienen en la salud y cuáles alimentos las contienen?
¿Qué causa las enfermedades metabólicas?

Las principales causas de muerte en México en el 2023 fueron la enfermedad cardiovascular, diabetes tipo 2, cáncer, enfermedades hepáticas y neurodegenerativas. Todas estas enfermedades tienen algo en común: su desarrollo es mediado por una serie de alteraciones metabólicas que incluyen la resistencia a la insulina, la inflamación sistémica crónica de bajo grado y el estrés oxidante. Estas alteraciones inducen la muerte de las células de distintos órganos, generando insuficiencia hepática, cardiaca, renal y neurodegeneración. El origen de las enfermedades metabólicas involucra la disfunción de los distintos sistemas que mantienen la homeostasis del organismo. Estos sistemas regulan el metabolismo energético, la respuesta inflamatoria y la producción de radicales libres para evitar la acumulación de compuestos tóxicos para el organismo. Sin embargo, hay factores genéticos y ambientales que pueden interferir en el mantenimiento de la homeostasis. Los estudios clínicos y epidemiológicos han revelado que de los distintos factores que alteran el metabolismo, el que más afecta la salud es el consumo cotidiano de productos ultraprocesados, con alto contenido de azúcares simples, sodio y grasa.
La regulación del metabolismo energético se mantiene por la acción de numerosas hormonas, entre ellas la insulina. Esta hormona ejerce efectos muy importantes en las diferentes rutas metabólicas en los distintos órganos del cuerpo. La insulina se produce en el páncreas en respuesta al consumo de hidratos de carbono (azúcares) y estimula el ingreso de los sustratos energéticos (glucosa, ácidos grasos y aminoácidos) a las células. Dentro de las células, las mitocondrias convierten estos sustratos en energía y otros compuestos necesarios para la correcta función de cada órgano del cuerpo. A excepción de los eritrocitos o glóbulos rojos, todas las células tienen una gran cantidad de mitocondrias que les proveen de la energía que requieren para llevar a cabo todas sus funciones biológicas. La generación de energía en las mitocondrias se lleva a cabo a través del transporte de electrones, el bombeo de protones y la fosforilación oxidativa. Un subproducto de este proceso es la generación de especies reactivas de oxígeno, las cuales son neutralizadas de manera eficiente por los sistemas antioxidantes de las mitocondrias.
El consumo cotidiano de productos ultraprocesados incrementa la producción de insulina y el ingreso de estos sustratos energéticos a las células. Esto aumenta la carga de trabajo de las mitocondrias, las cuales tienen que incrementar la oxidación de estos sustratos, aumentando la producción de especies reactivas de oxígeno y provocando estrés oxidante. El estrés oxidante daña las proteínas de señalización, la integridad de las membranas celulares y al ADN en el núcleo de la célula. Todas estas alteraciones dan lugar a resistencia a la insulina, muerte celular, e incluso la transformación a células tumorales.
El consumo de ultraprocesados también altera las comunidades de microorganismos intestinales, conocida como disbiosis, la cual favorece la liberación de productos tóxicos a la circulación, como las endotoxinas. Las endotoxinas, como los lipopolisacáridos activan a las células del sistema inmunitario en distintos órganos, causando una respuesta inflamatoria sistémica de bajo grado. Esta inflamación interfiere con la función normal de órganos metabólicos como el hígado, musculo esquelético y corazón, alterando aún más la señalización de insulina y la función mitocondrial.
¿Qué son los nutracéuticos?
En contraste con los productos ultraprocesados que contienen ingredientes que favorecen el desarrollo de enfermedades metabólicas, hay alimentos que contienen compuestos bioactivos que favorecen el mantenimiento de la homeostasis del organismo. Se considera que muchos de estos compuestos pueden prevenir y tratar enfermedades metabólicas y por esta razón se les llama nutracéuticos. Sin embargo, para que un componente de los alimentos pueda denominarse nutracéutico, es necesario que ejerza un efecto metabólico específico y que este efecto haya sido identificado y demostrado en estudios científicos. Algunos nutracéuticos son conocidos por ser nutrimentos indispensables, como los ácidos grasos omega 3, la vitamina D, el calcio, el potasio, el zinc, el triptófano, la leucina, así como la fibra soluble e insoluble. Sin embargo, existen otros nutracéuticos que no son considerados nutrimentos, como el licopeno, la genisteína, el resveratrol, el sulforafano, el ácido cafeico, la epigalocatequina, la curcumina, las antocianinas, los fitoesteroles, las saponinas, los lignanos, los lactobacilos y las bifidobacterias. Es importante mencionar que, aunque estos últimos no se consideran nutrimentos, su consumo cotidiano es indispensable para mantener un estado de salud óptimo y evitar o retrasar el desarrollo de distintas enfermedades.
Efectos metabólicos de los nutracéuticos
Los nutracéuticos tienen distintos mecanismos de acción biológica en nuestro organismo, pero se pueden dividir en tres grandes categorías: prebióticos y probióticos, antioxidantes y moduladores de sensores energéticos.
Los prebióticos y probióticos tienen la función de incrementar de manera selectiva a las bacterias benéficas en el sistema gastrointestinal. Los prebióticos son componentes fermentables usados selectivamente por las bacterias intestinales benéficas o simbióticas. Los prebióticos incluyen la fibra fermentable de leguminosas como los frijoles, lentejas y garbanzos, el almidón resistente del camote y el arroz, los glucanos de la avena y los polifenoles de la manzana, mango, fresa y otras frutas. Los probióticos son bacterias benéficas vivas que sobreviven el proceso de digestión y llegan intactas al intestino. El aumento en las poblaciones de bacterias benéficas en el intestino reduce la abundancia de bacterias patógenas por competencia, desplazamiento y cambio en el microambiente. Esto es importante ya que la proliferación de bacterias patógenas en el intestino favorece la liberación de endotoxinas que generan inflamación sistémica de bajo grado. Los nutracéuticos probióticos más comunes son los lactobacilos y bifidobacterias que se encuentran en alimentos fermentados como el kéfir o búlgaros, la kombucha y el yogurt natural.
Los nutracéuticos antioxidantes tienen la función de neutralizar radicales libres generados por las mitocondrias, previniendo el estrés oxidante. Nutracéuticos como los licopenos, carotenos, quercetina, epigalocatequina, ácido lipoico, n-acetil cisteína, zinc y selenio poseen capacidad antioxidante. Estos nutracéuticos se encuentran en los tomates, las zanahorias, las cebollas, el huevo y el pollo. En diversos estudios se ha demostrado que el consumo cotidiano de estos nutracéuticos reduce la producción de especies reactivas de oxígeno, evitando el estrés oxidante y sus consecuencias negativas en las células.
Finalmente, los nutracéuticos moduladores de sensores energéticos son aquellos que pueden influir en las diferentes funciones celulares al activar o inhibir los sensores que regulan el metabolismo dentro de cada célula. Todas las funciones de las células como la captura y utilización de los sustratos energéticos, la división y la muerte celular son controlados por sensores que responden a la disponibilidad de nutrimentos y las demandas energéticas de cada célula. Estos sensores incluyen a los receptores nucleares como los receptores activados por Proliferadores de peroxisomas (PPARs), la cinasa activada por monofosfato de adenosina (AMPK) y el objetivo mecanístico de la rapamicina (mTOR). Estos sensores incrementan la captura y la utilización de la glucosa, así como la oxidación mitocondrial de los ácidos grasos. Por lo que la activación de estos sensores por nutracéuticos favorece la sensibilidad a la insulina y la función mitocondrial, recuperando la homeostasis energética en el organismo. Los nutracéuticos moduladores de sensores energéticos incluyen los ácidos grasos eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA), la genisteína, los gingeroles, la epigalocatequina, las saponinas, los flavonoides y los aminoácidos de cadena ramificada como la leucina. Estos nutracéuticos se encuentran en frutas como las uvas y zarzamoras, en el frijol de soya, en especias e infusiones de jengibre, canela y té verde, así como leche de vaca y en el huevo.
Nutracéuticos en alimentos vs suplementos
Es importante recalcar que actualmente hay una gran cantidad de suplementos y productos herbales que prometen “elevar nuestra salud a su máximo potencial”. Sin embargo, los nutracéuticos aislados de la matriz tridimensional de los alimentos en los que se encuentran puede por un lado incrementar considerablemente su actividad, incluso generando toxicidad o bien, tener una menor biodisponibilidad, reduciendo su efecto. Por lo que es recomendable consumir todos estos compuestos bioactivos o nutracéuticos en el contexto de una alimentación variada, suficiente y basada en alimentos naturales.
Conclusión
La salud es el valor más importante que tenemos y lamentablemente es un valor que se está perdiendo rápidamente. El consumo cotidiano de productos ultraprocesados dispara la cascada de alteraciones metabólicas que dan lugar a las enfermedades crónicas degenerativas. Conocer el concepto de nutracéuticos y los alimentos que los contienen, permite realizar una mejor toma de decisiones con respecto a los alimentos que consumimos para lograr prevenir y retrasar el desarrollo de enfermedades metabólicas. ¡Es nuestra decisión!
Figura 1. Mecanismos de daño metabólico causado por productos ultraprocesados y efectos benéficos a la salud de los alimentos que contienen nutracéuticos
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Los productos ultraprocesados se caracterizan por su abundante contenido de azúcares simples y grasa. El consumo cotidiano de estos productos genera disbiosis de la microbiota intestinal, incrementando la proliferación de bacterias patobiontes. Estas bacterias liberan endotoxinas la circulación causando inflamación sistémica de bajo grado. Este ambiente inflamatorio favorece la disfunción mitocondrial la cual libera especies reactivas de oxígeno generando estrés oxidante y acumulación de lípidos en órganos metabólicamente importantes como el músculo esquelético el hígado el tejido adiposo y el riñón. Esto a su vez genera resistencia a la insulina dando lugar a enfermedades crónicas degenerativas. Los nutracéuticos tienen efectos metabólicos benéficos en el organismo como prebióticos y probióticos como antioxidantes y moduladores de sensores energéticos. Estos efectos ejercidos por los nutracéuticos previenen la disbiosis la disfunción mitocondrial y la resistencia a la insulina, previniendo o revirtiendo enfermedades crónicas.
Elaborado por:

Dr. Ivan Torre Villalvazo
Doctor en Ciencias Biomédicas e Investigador en Ciencias Médicas en el Departamento de Fisiología de la Nutrición en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Sus líneas de investigación incluyen el estudio de la biología celular y molecular del tejido adiposo, las consecuencias fisiológicas del estrés del retículo endoplásmico en la obesidad y los mecanismos moleculares de acción de los polifenoles vegetales (Nutrigenómica).
email:
ivan.torrev@incmnsz.mx